El deseo implícito de una mente desquiciada.

Per me si va ne la citta’ dolente,
Per me si va ne l’eterno dolore,
Per me si va tra la perduta gente.

Giustizia mosse il mio alto fattore:
Fecemi la divina potestate,
La somma sapienza e ‘l primo amore.

Dinanzi a me non fur cose create
Se non eterne, e io eterna duro.
Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate.

viernes, 14 de enero de 2011

Conferencia sobre Petrarca (parte II)

Hoy (13-1-2011) he asistido a la segunda conferencia que Francisco Rico ha dado en la Fundación Juan March. Esta ha puesto fin al ciclo de conferencias, que en este caso eran solo dos, que presentaba el ya mencionado Rico sobre Francesco Petrarca, importante poeta italiano del siglo XIV.

Empezó la conferencia con un agradecimiento del director de la RAE a la Fundación, gracias a la que había recuperado los apuntes que olvidó en un taxi antes de la primera conferencia y, sin los cuales, le hubiera sido más difícil dar explicar correctamente a Petrarca.

Hay que recordar que en la primera conferencia Rico trató al poeta italiano en el ámbito filológico, como padre del Humanismo y, más concretamente del “petrarquismo”. En esta, como pronosticó en la anterior, se trató a Petrarca como poeta, como enamorado de Laura y como fundador de una nueva manera de hacer lírica.

Para empezar propuso al público dos interrogativas sobre las que se basó la exposición del poeta: ¿Es Petrarca un gran poeta o, simplemente, un buen poeta? ¿Es Petrarca un “petrarquista”, es decir, respeta sus propios cánones, su propia corriente?

Además de estos dos interrogantes deleitó al público con su teoría sobre la existencia de una posible Laura, el amor de Petrarca. De hecho insistió varias veces en la broma de que, seguramente, la mayoría del público para lo único que había venido era para saber quién era esta mujer. Comenzó, entonces, con esto último.

Afirmó que una vez, hacía ya mucho tiempo, había recuperado los datos suficientes para elaborar una teoría sobre Laura pero que, sin embargo, por no apuntarlo se le olvidó y que, por eso mismo, ha pasado muchos ratos intentando reconstruir lo que su propia memoria había construido una vez. Personalmente, he de admitir, me hizo harto de gracia porque ¿A quién no se le ha olvidado nunca una cosa de importancia por no apuntarla en el momento? Por desgracia a muchos nos ha pasado, es una realidad bastante penosa.

Por suerte Rico presentó una exposición bastante lograda, aportando datos que muchos estudiosos antes que él habían reunido sobre Laura, pero a la vez rechazando los que no le convencían para la formulación de su teoría. Tras exponer toda la información que tenía pasó a la formulación de su hipótesis, que me parece muy consistente, sobre la existencia de Laura. Yo lo entendí de la siguiente manera. Los datos que Petrarca nos da sobre Laura son casi todos falsos, seguramente los cronológicos, al menos el día y el mes, lo que no quita que la conociera el mismo año en que el él afirma haberla conocido y que muriera en el año que Petrarca dice, es decir, en el 1348, año de la peste negra. Sin embargo, en lo que se refiere a la persona de Laura, Rico tiene en cuenta la suposición de que pudiera ser una persona inventada, que Petrarca hace el centro de sus loas. Pero, citando poesías del poeta, logra convencer sobre la existencia de una persona real lo que desmiente la anterior suposición. Mas esta persona, añadió, no tenía por que llamarse Laura, nombre que Petrarca rara vez cita en sus poesías, excepto en forma de anagrama (“l’aura”) en distintos versos y textos poéticos. Así que, según el experto, no es un nombre real, sino un pseudónimo, como se solía hacer en la época para loar a las damas. Por lo tanto no se puede identificar a Laura con un ningún personaje histórico de la época, como algunos entendidos afirman, sino que debe aceptarse como una persona que existió pero que el poeta nombró de otra manera, con el pseudónimo de Laura.

Resuelto este tema pasó a considerar si Petrarca era un gran poeta o un buen poeta. Comenzó distinguiendo, en su opinión, a un gran poeta de un buen poeta. Para Rico un gran poeta es aquel que revoluciona una lengua, la forma de hacer literatura, que cambiaba algo respecto al modelo establecido en la época. Sin embargo un buen poeta no llega a tanto y en ese sentido es muy limitado.

Personalmente puedo decir que para mi Petrarca fue un gran poeta, pues cambió la manera de hacer poesía, haciendo una síntesis de los modelos precedentes y dando forma a la lengua que después sería el italiano.

El conferenciante hizo un razonamiento parecido, pero mucho más rico en citaciones la propio poeta y de opiniones bastante acertadas. Sin embargo, parece que, aún considerando a Petrarca como un gran poeta por todo lo que más tarde nacería a raíz de su trabajo, no le terminara de convencer, como si le quedaran dudas al respecto y no lo considerara un tema zanjado. Realmente es algo que pude notar por asistir y que es posible que los lectores de esta insuficiente crónica piensen que me invento, pero os aseguro que no he sido el único asistente que lo ha notado.

Más tarde pasó a la siguiente pregunta. Hizo primero una síntesis de las tendencias que Petrarca recogió en su obra: el amor cortés de los trovadores franceses, que consideraban a la mujer algo por encima de ellos; el “dolce stil nuovo” que se había desarrollado con Dante Alighieri y Guido Cavalcanti como máximos exponentes y cuyo rasgo característico es el de considerar a la mujer “donna-angelo” como mujer angélica y objeto de admiración por ser una creación casi perfecta de Dios; el binomio petrarquista que, como es evidente, desarrolló el mismo Petrarca y que trata la combinación de palabras con significados cercanos, muchas veces dulces, sobre todo en lo referente a Laura y sobre todo, en la reelaboración que el mismo Petrarca hacía de sus propias poesías para crear nuevas, jugando de esta manera con las palabras.

La mayoría de estos aspectos concretó más tarde la corriente petrarquista. Pero sobre todo, el último componente de la poesía de Petrarca es el que dio más juego a Rico. Pues sobre este especuló que tal vez se podría considerar a Petrarca como su propio imitador, cosa muy cierta pero a la vez evidente. De hecho sobre esto pienso que cada poeta y escritor tiene su estilo, el de Petrarca era este, el de reelaborar sus propias poesías, lo que dio lugar al uso de un lenguaje uniforme, caracterizado por las mismas palabras, cosa que me parece de vital importancia, pues se reflejará en la poesía italiana y extranjera de los siguientes siglos.

Con una síntesis de lo dicho anteriormente y con la esperanza de haber explicado de manera precisa, aunque simple e imperfecta, como el mismo Rico dijo, concluyó sin más ceremonias la conferencia, y con esta el ciclo de conferencias sobre Petrarca en la Fundación Juan March.

Personalmente solo puedo decir que me dejó bastante satisfecho. No puedo negar que se me pasó volando, como se suele decir, la parte de Petrarca como poeta. Francisco Rico no hizo sino revelar, con espíritu crítico, algunos de los secretos sobre la vida y la obra de Petrarca. Realmente me alegro de haber asistido a estas dos conferencias que me han deleitado con informaciones sobre este poeta que, personalmente aprecio mucho.

Así que, sin más preámbulos, me despido, recomendando de nuevo otro acto en la Fundación, en este caso un seminario de filosofía sobre el carácter excepcional del ser humano, que se impartirá el próximo jueves 20 de enero a las 19:30.

¡Yo no me lo pienso perder!

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