El deseo implícito de una mente desquiciada.

Per me si va ne la citta’ dolente,
Per me si va ne l’eterno dolore,
Per me si va tra la perduta gente.

Giustizia mosse il mio alto fattore:
Fecemi la divina potestate,
La somma sapienza e ‘l primo amore.

Dinanzi a me non fur cose create
Se non eterne, e io eterna duro.
Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate.

lunes, 3 de mayo de 2010

Anatomía de un payaso.

Llamamos payaso a aquella persona que es artista de circo y que se viste con trajes apropiados para provocar la risa al público. Pero no solo podemos encontrarnos a este tipo de payaso por la vida, hay también una segunda manera de definir a alguien como payaso e implica una connotación negativa: es aquella persona de poca seriedad que se empeña a toda costa en hacer reír y, haciendo gala de una mala educación considerable, que muchas veces resulta verdaderamente insufrible e insoportable.
Ustedes habrán oído decir seguramente que a algunas personas les dan miedo los payasos ¿Verdad? A mí también me dan miedo, no los de circo, está claro, sino los segundos, estos bufones contemporáneos.
A estos individuos los podemos encontrar por doquier pero, sobre todo, en las aulas de los institutos, donde se empeñan en hacer la vida imposible a sus compañeros de clase.
Muchos expertos en la materia de la educación nos dicen que a esta gente hay que ignorarla, con el fin de que dejen de llamar la atención constantemente. Yo opino que no es fácil, que habría que tener una paciencia desproporcionada y, que posiblemente habría que ser una persona moderada, nada impulsiva y con un carácter firme y temperado.
He de confesar que yo carezco de todo lo citado anteriormente y que, debido a esto, no soy capaz de soportar a este tipo de personas.
Pero otra cualidad que poseen estos payasos modernos es la de tener siempre a favor las circunstancias, nunca dan un paso en falso porque saben donde pisan. Con esto quiero decir que no es fácil pillar desprevenida a esta gente y es más difícil aún-si cabe- dejarlos en ridículo. Es así porque los espectadores, el publico que dictamina si una actuación ha sido graciosa o no, siempre están del lado del payaso, que parece simpático aunque en el fondo todos sepan que es todo lo contrario: una persona con una gran falta de atención, una persona que sufrió un trauma durante su infancia y que por eso persigue siempre ser el centro de las miradas, una persona que tiene miedo a pensar, que teme quedarse a solas con su mente y que por esto dice tantos desvaríos y sin sentidos que podríamos atribuir perfectamente a un tarado mental.
Decía que a estos payasos no se les puede pillar nunca desprevenido porque mantienen las circunstancias y las personas a su favor. De esto podemos deducir que este bufón no es otra cosa que un manipulador. Manipula a las personas para que se vuelvan unos contra otros aún a sabiendas de que estas personas saben lo cretino que es ¿Por qué continua entonces a molestar al prójimo? O porque se divierte o porque le gusta parecer un cretino ignorante- se me olvido añadir que estas personas no son personas de cultura- o porque le gusta ser el centro de atención para bien o para mal...
Por desgracia ninguna de las razones que he escrito anteriormente me satisface, porque sigo pensando en los payasos como en personas y me resulta muy difícil, casi imposible, asimilar que esta gente no utiliza la esplendida mente de la que la naturaleza nos ha dotado a nosotros los humanos. No lo logro concebir y quizás es por esto por lo que soporto a esta gente: por compasión.
No piensen mal, no soy un perdonavidas, pero sí que me entristece pensar que hay personas tan idiotas-en significado culto-que no saben cómo utilizar mininamente su propia mente y que no saben ponerse en el lugar de los demás.
Esto último que acabo de decir es otro de los motivos por los que intento ser un individuo comprensivo con los demás- aunque visto desde este punto de vista esto no parece una causa, sino una consecuencia- e intento tener un mínimo de empatía hacia quienes me rodean. Si alguno de ustedes ha leído un libro, que me ha abierto muchas puertas, de Fernando Savater titulado Ética para Amador seguro que sabe de lo que hablo.
Calibrando todas estas conclusiones me encuentro con la siguiente síntesis: un payaso es una persona-con todo lo que esto implica- que no sabe ponerse en el lugar de los demás y que se comporta en consecuencia.
Es por esto por lo que soporto, y no respeto, a esta gente- aún hablando de la segunda definición inicial-: por pena, por compasión infinita, por misericordia, porque soy incapaz de odiar a alguien que ha perdido la senda de la sensatez y no sabe distinguir lo que es bueno y lo que es malo para los demás y para sí mismo.