El deseo implícito de una mente desquiciada.

Per me si va ne la citta’ dolente,
Per me si va ne l’eterno dolore,
Per me si va tra la perduta gente.

Giustizia mosse il mio alto fattore:
Fecemi la divina potestate,
La somma sapienza e ‘l primo amore.

Dinanzi a me non fur cose create
Se non eterne, e io eterna duro.
Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate.

miércoles, 28 de julio de 2010

Oculto.

Es la obsesión de buscar aquello que no existe,
la Verdad en su esplendor, rayo de luz blanquecina
que despoja de todo color el alma de las letras
de estética tan cultivada.

Es el suplicio que sufre el buscador de tesoros,
que busca la leyenda que nació del mito
oculto tras generaciones de mortales,
el que sufre el poeta que lee los versos
malditos de quienes le precedieron,
inspirados por Dios o por sí mismos.

Muchos conocen el pesar que provoca la necesidad
de encontrar aquello que codicia el corazón,
y el remedio es pasajero, no es la solución
definitiva, solo la negra dama, eterna e indolente,
duerme la mente pensante a la dulce realidad onírica.

Y en el terreno de los sueños, siempre
inconsistente y mudable, los más íntimos anhelos
se cumplen, los deseos más personales se realizan
liberando al alma dolida de su tan pesada carga.