Escucho discursos por todas partes. Largos discursos
elaborados con el propósito de convencer al oyente. Unos dicen: Debemos salir de la crisis con disciplina y austeridad, blah, blah blah
blah. Palabras, simples estructuras en las que el significado queda
olvidado, se vuelve algo secundario y cobra importancia el tono con el que se
pronuncian palabras como << economía sólida >>, << solvencia >>,
<< nación fuerte >> ;... Otros hablan: Es importante crear
puestos de empleo, cosa que no ha hecho el anterior gobierno, blah, blah blah
blah (y tantos cómo palabras en el discurso)
Es una mera cuestión de estética: sustantivos que
adjetivados convenientemente crean la imagen del Edén financiero o social,
soluciones que se construyen como castillos en las nubes. Hipocresía,
estupidez, charlatanería... Demagogia. Por todas partes sus construcciones
verbales nos asedian, en la televisión, en la radio, en la prensa... Se nota
que los estudios sobre política que cursaron incluían una gran cantidad de
horas de “elocuencia” o “hablar en público” (nombres que enmascaran otros
sustantivos como “falacia” o “mentir en
público”).
Estos políticos de pacotilla se piensan que son
imprescindibles, se creen invulnerables. Incluso parece que son buena gente,
con una conciencia y todo ¡Já! No dudo que todos los seres humanos tengan un
mínimo de sentido común, mas está claro que si permiten que 45 millones de
personas (solo en nuestra amada patria, tierra de botellas del Tio Pepe, patas
de cochinos y toros osbornenses) se hundan más rápido que lento en la mierda de
la élite mundial... no me parece que los políticos mismos sean dignos de un
mínimo respeto. Pero no solo permiten que la sociedad se hunda, además se creen
con derecho a seguir en su imaginario trono parlamentario-senatorial mientras
todo esto sucede diciendo: << La cosa está muy mal, debemos crear medidas
para que los mercados se sosieguen>>. (Y callando): << ¿Cuántas
familias lanzaremos hoy a las fauces del capitalismo? Es igual, hay suficiente
carnaza>>.
¡Que tengan la decencia de abdicar, no ya dimitir (porque
esto no se parece en nada a la democracia y, si se le parece o lo es, es igual
que una dictadura, una oligarquía)! No, que va ¿Para qué? Si se va uno siempre
hay otro para suplantarle. Parlamentarios se llaman, deberían llamarse
“Charlamentarios” o “Tertulimentarios”; Y en vez de diputados estaría mejor
Imputados.
Admitámoslo, esto no es un estado de bienestar, es un estado
de malestar. Unos déspotas protegen a unos sátrapas que desde las sombras se
reparten el pastel y a nosotros nos tiran las migajas... mejor, nos las
lanzaban ¡Porque ahora pretenden quitárnoslas! Los ciudadanos somos esclavos de
sus finanzas mundiales y los que no tienen ni el estatus mínimo de ciudadanos
se mueren de hambre sin que a nadie le importe. Toda nuestra basura y nuestros
desechos se los echamos a los que no tienen nada, que se han acostumbrado a
vivir de nuestras sobras mientras que nosotros vivimos de las sobras de los de
“arriba”.
Ahora nadie sabe qué pensar, estamos inmersos en una confusión
de orden titánico: no se entiende nada. Muchas personas ya pasan de largo de la
política, de la economía, de todo, queriendo simplemente vivir sus vidas. Los
que nos preocupamos de situación global estamos desesperanzados ya que el
panorama es desalentador: (sin remilgos) el mundo entero está de mierda hasta
el cuello.
Toda forma de gobierno degenera. La democracia degenera en
demagogia cuando nuestros delegados dan prioridad a sus intereses o a los
intereses de una élite frente a los de sus electores.
Charlatanes. Que se callen. El mundo sería un lugar mejor.
Que se callen. Charlatanes.
Supongo que hasta que no haya mas gente hundida en la miseria vamos a seguir en las mismas... Precisamente lo que creo que se necesitan son mas voces, eso sí: que estén unidas :-P
ResponderEliminarUn saludo -andaba cotilleando por tu blog-
Hasta que no te toca a "ti" nadie se conciencia. Somos así de egoistas :S
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