Saliste a cazar burbujeantes
espumarajos de violenta estupidez,
patriarca, sin lanza y en cabestrillo,
no hay peligro para ti; entre
gentes extrañas haces amigos
de posada, que no sirven
para nada; senilidad en ristre
saliste por la puerta pensando:
''Ahora no necesitas correr
para evadirte''. Si en el abismo de cristal
ya no queda sino el olor del
repugnante licor; quisiste huir
de tus problemas, simples rumores
pero ya crecieron en la imaginación
tuya y te muerden y arrancan
voraces y sin tiempo ni sentido
el espíritu, contentos con matarte
como el otoño las hojas.
Apareces cada día arrugado
con la expresión de desprecio
cincelada en tu rostro, espejo
del alma consumida y quemada
inflamada purulenta reventada
y los ríos de amarga miseria
que¡Ah! Tú mismo creciste,
arrasan rápidos los recuerdos
arrastrando raudos rocas
que chocan chocan y chocan;
saliste a cazar para ti
devorado por los demonios,
dando por hecho que los demás
el hambre ni sienten ni padecen,
el miedo, el desamparo; díscolo
escapaste de tus limitaciones
renegando tus virtudes,
entregándote a tus vicios,
separando tu estela de la principal
hacia densas nieblas y huracanes
donde tu pista se pierde entre
las enfurecidas mareas ''¡Capitán!
¡Perdiste por entero el rumbo!
¡Adónde navegas ya no sabes!
Porque no eres capaz de distinguir
las estrellas en los ojos suplicantes
de los futuros dioses.''
Errante vagabundo capitán,
merodea entre la niebla rodeado
de espumarajos a babor, a estribor,
incluso en el fondo de su copa
mientras su tripulación naufraga
entre las amargas lágrimas del alcohol.
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