El deseo implícito de una mente desquiciada.

Per me si va ne la citta’ dolente,
Per me si va ne l’eterno dolore,
Per me si va tra la perduta gente.

Giustizia mosse il mio alto fattore:
Fecemi la divina potestate,
La somma sapienza e ‘l primo amore.

Dinanzi a me non fur cose create
Se non eterne, e io eterna duro.
Lasciate ogni speranza, voi ch’entrate.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Canción de (des)amor [2010]


La dulce melodía de tu alma, oh

es tan pulcro ese declinar armonioso de tu voz

un timbre simple en su compleja dejadez

una nota de colorida ignorancia en este páramo

pero no es hoy el día

porque la noche se acerca

y no es tu luna la que resplandece en el cielo

sino mi sol el que permanece apagado

Aguarda, espera al amanecer,

el ocaso acaba de empezar,

Aguarda, espera al amanecer,

el ocaso acaba de empezar.

No son mías las manos que hoy te acarician,

están tejiendo el destino que aguarda tu sonrisa

no son mías las letras que mis dedos entrelazan,

son tuyas las palabras que aguardan en mis labios

Sublime es la luz de luna,

pero se eclipsa en tu presencia,

y solo mis pupilas captan cada detalle dibujado en tu rostro,

y solo mis dedos acarician lo que otros definieron invisible,

Pero hay tiempo, descansa,

el amanecer esta lejos,

Pero aun falta, duerme,

el ocaso no ha acabado.

No te precipites, aquel que busca encuentra,

el delirio no te muestra el camino,

ni la desidia el tutor adecuado,

en la negligencia se encuentra lo diabólico,

que es venerar aquello inacabado.

¿Pero donde reside la idea de la perfección?

Quizá en tu belleza turbadora,

en tus profundos pozos grises,

quizá en tu muerte y en la mía,

o en nuestra corta vida.

Acércate, la noche es larga,

y la vida corta,

Muéstrate, hay tiempo,

dame la certeza de tu existencia.

Pero solo mientras las estrellas espíen nuestros corazones,

y nos rocíen las tenebrosas tinieblas,

y sus oscuras auras, son negro azabache.

Pero solo mientras el dolor permanezca oculto,

y no aflore la duda en nuestras mentes,

y no se siembre el terror en nuestras almas.

Solo mientras el amanecer esté lejano,

habrá cabida para nuestra existencia.

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