Mira la bóveda celeste,
observa la noche estrellada,
olvida el mundo terrestre,
acércate, asómate a la balaustrada.
Impoluto firmamento cargado de diamantes
verás, está aquí para ti, esta noche
millones de destellos fulgurantes
ante tus ojos, que derroche.
Está tan claro, y nada importa,
estamos ciegos de egocentrismo
cerramos los ojos ante lo que denota
que estamos muy faltos de civismo.
Cierto solo tenemos un suceso:
la maldita muerte marchita miles de amores,
y solo sientes el ánimo espeso,
demasiado falto de dulces colores.
A través de las estrellas fluye
el pensamiento tan odiado y tan amado,
un día serás parte de una de ellas, huye
inténtalo, no podrás y quedará como deseo irrealizado.
Es la esencia que portamos:
polvo cósmico, partículas recuperadas
de los ancestros astrales estamos
Formados, de oscuridades apagadas.
Y en la noche siempre eterna
disfrutaremos de un funeral,
que entre llantos y sollozos alterna
Una melodía ancestral.
Pero de momento observa
los destellos azulado,
que de infinitas almas conserva
estos deseos irrealizados.
Con una metódica métrica emocional
intenta expresar la turbación
que produce el ser presa de un silencio sepulcral
en lo más profundo de la pasión.
Pero catar la empalagosa calma de la noche
constituye la máxima aspiración de la razón,
así que contempla las sombras sin reproche
y deja que penetren en tu humano corazón.
Verdaderamente significativo tu cuadro.
ResponderEliminarMe transporta a esa sensación de sentirte
ingrávido, libre(ni si quiera libre implica ser humano). Ser algo más allá de todas las cosas, entre el ombligo del vacío y en el mismo
detonante de la materia. Como estar en todas las cosas. Como si pudiésemos hacerlo todo, ejercerlo todo.
Es surcante cada frase que plasmas.