El vulgo vocifera vilmente,
los ídolos olvidados yacen en un rincón,
reclaman burdamente un señor,
la libertad es un espejismo,
el reflejo de las aspiraciones
nobles trocadas por el miedo
a asumir responsabilidades.
Exigen un rey, un amo,
se agitan con violenta ignorancia,
denuncian injusticias sin sentido,
únicamente provocadas por la ruda,
grosera, tosca conducta inmoral
de una infame masa de necios.
Demandan atención,
ávidos de protagonismo,
agnósticos de la política,
farsantes patrióticos,
fieles a la religión,
atados a la tradición,
mentes vacías, reclamando un señor.
La fétida masa de desamparados,
pensando encontrar la felicidad,
se hunde en la burguesía,
en el sedentarismo abusivo
de la clase acomodada
entre hipotecas y deudas.
Hipnotizados por la estabilidad
añoran en secreto un cambio
que les permita ampliar su influencia.
Nutren un secreto deseo,
que consideran detestable,
de abandono y destrucción,
el espíritu animal exige su parte.
por miedo a quedar en libertad
necesita ataduras y límites,
leyes y censura, represión,
que después es repudiada,
aborrecida y rechazada.
Recorre las calles, muéstrate,
demuestra a este gentío,
a estos petulantes charlatanes,
que tus versos valen más que sus vidas.
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